miércoles, 11 de enero de 2012

Buscando encontrar un sobrio en el barco ebrio


No sé qué ni cómo volver a escribir, siento que es un momento que dilato porque no merezco. No he hecho nada para que sentarme por fin a relatar lo vivido sea satisfactorio. Hay tanto que contar sobre esta tormenta que aun no me lleva a buen puerto. Perdí la casa una vez más y aun no tengo una. Bueno, tener, tener nunca la tuve sino no me hubiera sido tan fácil perderla. Lo que perdí fue la posibilidad de seguir alquilando un lugar al cual llamarle mio. Primero fue el problema con el vecino viejo verde y su pistola de agua, luego con el nuevo cuarto del Castillo Plondar y los Mutantes duros que solo me duró un día y  al final, como corolario, el drama de la Sabana y el Universo que me llevaron a perder mi “mejor amigo” de 7 años en menos de un mes horrendo…


¿Si todo fue mi culpa? Sí, supongo que sí, siempre todo es mi culpa porque estoy loca y no entiendo el mundo como lo hace el resto, así que no me es difícil terminar separada como eso, un resto de basura que hay que echar por el hueco de la escalera… ok, ok, a lo mejor no soy algo tan apestoso, pero lo cierto es que aunque de lo que salí tres veces huyendo fue de la locura de otros, aquí estoy otra vez sin piso y sin techo y sin el trabajo adecuado para solventar uno.

Pero estoy harta de lamentos, corremos ya por otro año y esa es la única decisión que llevo a cuestas, correr.  Quiero correr de manera tan constante que por fin pueda hablar de alguna disciplina en mi vida. También debería escribir todos los días pero para eso tendría que comenzar a percibir el oficio como un trabajo real y no como una recompensa. Sí niña, cuando no te pagan por ello también es trabajo, y no necesitas nada más que tus pies, bueno tus manos… es igual que correr.

La ley de atracción también debe volvérseme una máxima, debo comenzar a atraer lo que quiero haciendo lo que sé para hacerlo, no desear más ni menos pero tampoco espantar las cosas con mis estúpidos “no puedo”. Para eso tengo que definir qué incluye todo eso… 

Por lo pronto correr y escribir. Para lo primero necesitaba zapatillas y ya las encontré, para lo segundo me hacía falta una compu y también apareció, para todo eso requería una casa sin problemas que me afecten tanto como para anularme en lugar de permitirme ayudar y también la he hallado junto a su respectiva famila… el problema es que tampoco es mía… ni la casa, ni la compu, ni la familia, ni las zapatillas, pero por ahora las tengo y lo agradezco… (es un buen puerto temporal)

Eso es lo que necesito este año, internalizar más que nada es mio y que debo aprovechar cada segundo del “por ahora” porque mañana puede no estar lejos.
  
En cuanto a él ya no sé si lo quiero… aun lo amo y lo pienso más que al resto, pero ya no encabeza la lista de mis más fervientes deseos, es alguien de quien ya no puedo ocuparme y tampoco pre – ocuparme porque eso no sirve de nada. No sé si lo correcto es decir que sabe cuidarse pero al menos ha sobrevivido sin mi todo este tiempo (ok, tampoco sé si eso es tan cierto) pero aunque mi historia con él es lo más mio que tengo le doy libre albedrío al personaje para que sea coautor del cuento y no un títere.

¡Yo te libero pokemon! Vamos a ver qué hacemos con esto. 


  

martes, 3 de enero de 2012

Una casa para mi

lo único que quiero es un lugar donde vivir,
un lugar donde llegar
donde nadie me espere,
donde te pueda esperar