Te congelé en una foto en la pared de mi cuarto
sereno, apacible,
tranquilo
Detenido en un tiempo en el que sí eras mi amigo
en el que sí nos querías
Te suspendí ahí en ese muro para poder recordarte sin dolor
como aquel niño asustado que venía a mí para quedarse
dormido
Ahora estás ahí afuera
Detenido también en un pretérito
Ardiendo en el infierno de tu confusión
de tu necesidad de olvido
Viviendo los espeluznantes espirales de tu absurda pesadilla
Ya no eres aquel hombre, héroe de mi niña, que yo llevo en
mi memoria
No te diste la oportunidad de ser
el padre de este hermoso sol que brilla con tu rostro,
con el mío
inocente y a salvo él de todo tu miedo fatuo y tu odio obtuso
Ya no eres nadie
Fuera de mis muros
si te veo
no te miro