sábado, 4 de septiembre de 2010

La carta que no te enviaré



(la escribí el jueves mientras caminaba del paradero a mi casa, borracha)

Se me acaba de caer el arete y en este momento es como si se me cayera la vida. ¿Por qué? Porque te extraño y cada vez que me los pongo y me miro al espejo pienso en ti. ¿Sabes? Me quedan muy bonitos y se me ve linda, así que sé que a ti te encantarían….

Ahora los odio porque me recuerdan justo a lo que me ha atormentado todo el día: Esa imagen mía débil, escribiéndote, sintiéndose bien al lograr decirte que te quiere y que encima considera que esta siendo fuerte y que se aprecia más a si misma al hacerlo y no quedárselo dentro hasta que se vuelva materia….

Oh por dios…se me llenó la cara de vergüenza

Sí ya lo sé, estoy loca…pero es que es la imagen…La de la niña asustada que lo único que sabía de ella es que era “inteligente” y que gran parte de la información que manejaba no era adecuada para alguien de su edad. Es la foto mental de una niña que se sentía extraña, rara y no paraba de escucharlo, así que trataba de ocultarse en un cuerpo mutante y de convencerse a si misma de que está bien sentirse y sentarse sola… y esa es a la que le dijiste un día, en dos palabras, que sabías quien era y no te daba vergüenza. Te daban ganas de aventarte junto a ella desde el acantilado…

Pues la misma niña te buscó durante su adolescencia entre ilusiones vacías que ansiaba eternas… y un día la despertaste después de haberse dejado mecer en un columpio que hamacaba sueños de un nombre no recordado….

No me entiendes, no, ni cagando. Pero es que si algún día te dieras el tiempo de leer sabrías que siempre fuiste tú Santiago. Que siempre te esperé, que no fue casual cada volverte a ver. Que luché y luché por algo más racional y al final de mi lucha siempre apareciste tú con tu presencia extraña.

¿Y yo? Yo trashumante dispuesta a esperar, a vivir de tu ausencia sabiendo que eres mío, que no me sirve el olvido… te quiero…no digo te amo porque ya no lo escribo, y porque reconozco mi parte de egoísmo…tal vez si te amara no me importaría que te vallas pero te quiero y te deseo conmigo….

Ahora te cuento…antes de llegar a mi casa, tras escribir tanta cojudez, me sentí ridícula. Volví a pensar en mí como una tonta y a renegar de mis tontas historias. Volví a asumir que solo eres un invento mío, un personaje como te dije algún día…Renegué, resoplé y por alguna razón cerré el cuaderno y no entré. Me di la vuelta y caminé hacia el barrio…ahí estabas… ¡Hombre! ¡Vaya capricho! ¿Qué acaso el destino es tan tenaz en su sino? La verdad no lo sé, pero te veo y respiro.



No hay comentarios:

Publicar un comentario